Cuando Sorolla pinta esta obra en 1905 se encuentra ya en plena madurez artística . Para entonces ya había conseguido todos los premios y galardones inimaginables : hacía unos años le habían concedido el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1900 y la medalla de honor en la Exposición Nacional de Madrid de 1901, y también había sido nombrado caballero de la Gran Cruz de Isabel la Católica, hijo predilecto de Valencia, caballero de la Legión de Honor, académico de Bellas Artes en París, Lisboa y Valencia.
Es precisamente en Jávea, en los meses de agosto y septiembre de este año 1905, donde el artista desarrolla toda su potencialidad como pintor. Allí se traslada con su familia a descansar y pintar ese mar Mediterráneo tan intenso de color en ese trozo de costa tan distinto al de Valencia.