La alberca, Alcázar de Sevilla

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El pintor elige un rincón del Patio de la Alberca de los Reales Alcázares de Sevilla en el que se acentúa la sensación de intimidad y sosiego. A ello contribuye el punto de vista ligeramente picado y el encuadre fotográfico, descentrado y parcial. Los protagonistas del cuadro son el agua y los reflejos que en ésta se producen de los muros blancos y las macetas dispuestas en el borde.

La luz sesgada ilumina las macetas, el borde de la alberca y el arbusto de la derecha, estableciendo un juego de contrastes lumínicos que enriquece el reflejo amoratado en el agua.

Los Reales Alcázares de Sevilla atrajeron tanto al artista que muchos de sus rincones inspiraron los de los jardines de su vivienda en Madrid, actual Museo Sorolla.