Santa Clotilde


Los años italianos formaron parte, para el matrimonio Sorolla, de un tiempo estrechamente unido al inicio de su relación afectiva y a las primeras dificultades que enfrentaron juntos. Todavía en 1915, casi treinta años después de su marcha, Sorolla anotaba en una carta a su esposa que había “mandado poner un marquito a la Virgen que me regalaste cuando abandoné España para mi pensión en Roma, creo [que le] hace bien y [resulta] menos fácil [que] desaparezca eso que toda la vida vive junto a mi”.

Este lienzo de Santa en oración, a veces llamado sugestivamente Santa italiana por la evidente conexión con aquellos años, debió pertenecer a ese ámbito de recuerdos compartidos por el matrimonio. Así se explica que la pareja lo conservara en un lugar privilegiado de su casa como dejan ver muchas de las fotografías de los diferentes estudios y viviendas del artista. Así en 1906, cuando Sorolla pintó a Clotilde con traje negro, no sólo aparece en la fotografía en la que el artista dibuja a su esposa en el lienzo, sino que en el propio retrato sirve a Sorolla, desde un significativo lugar, como fondo del rostro de Clotilde.

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